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África
El periodismo, entre la represión y las presiones en contextos electorales

En el África subsahariana, los periodos electorales han desencadenado fenómenos de gran violencia contra los periodistas y los medios por parte de los actores políticos y de sus partidarios. Es el caso de Nigeria (112º), donde una veintena de reporteros fueron agredidos a principios de 2023. En Madagascar (100º), cerca de diez periodistas sufrieron agresiones por parte de las fuerzas de seguridad y de militantes políticos en el transcurso de manifestaciones preelectorales. En la República Democrática del Congo (RDC, 123º), donde son habituales las intimidaciones de personalidades políticas contra los periodistas, la detención de Stanis Bujakera, en el marco de un procedimiento judicial abierto contra él por un caso inexistente, le impidió cubrir el periodo preelectoral.


Durante los periodos electorales, los actores políticos también intentan utilizar a los medios como instrumentos de influencia y poder. Este fenómeno se ha observado en Senegal (94º), RDC y Nigeria, donde líderes políticos han llegado a crear sus propios medios de comunicación.

Control político de los medios

Otros países de la región persisten en la instrumentalización de los organismos reguladores de los medios -cuya composición a menudo es afín a las autoridades políticas o está directamente a sus órdenes- para suspender medios de comunicación sin decisión judicial alguna. En Togo (113º) han sido frecuentes las decisiones arbitrarias o desproporcionadas de la Alta Autoridad de Medios Audiovisuales y de la Comunicación (HAAC) contra periodistas, en el contexto de sus elecciones legislativas. En los períodos previos a las elecciones en Zimbabue (116º) y Gabón (56º), y a pesar de su subida global en la Clasificación, las autoridades políticas han intensificado su control de la información, mediante cortes abusivos de Internet, y la interrupción o expulsión de medios extranjeros. 

Estas prácticas también se han dado en Guinea. Su engañoso ascenso (78º, +7) en la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2024 en relación a otros países no puede ocultar el estancamiento de su puntuación global y el deterioro de sus indicadores político y de seguridad, debido sobre todo a bloqueos discrecionales y abusivos de Internet y a la suspensión e interferencias de varias cadenas de radio y televisión. 

Varios países del Sahel, donde el acceso a la información está cada vez más restringido, han suspendido la difusión de medios extranjeros, principalmente franceses, como France 24, RFITV5 Monde. El golpe de Estado de julio de 2023, seguido de la adopción de medidas represivas por parte de la junta militar, ha hecho que Níger (80º) descienda 19 puestos. La situación en Burkina Faso (86º), que pierde 28 posiciones, y en Malí (114º) tampoco ofrece señales alentadoras. Un país africano cierra la Clasificación de 2024: Eritrea (180º), que, con el paso de los años, se ha consolidado como un auténtico desierto de la información. 

La presión se atenúa en algunos países

En un África subsahariana donde el derecho a la información y la libertad de informar se ponen cada vez más a duramente a prueba, Tanzania (97º) protagoniza un salto de 46 puestos y arroja signos de esperanza para la libertad de prensa, con un presidente que afloja poco a poco el control sobre los medios. En este otro lado de la balanza se encuentra también Mauritania (33º), donde los ataques contra los periodistas son menos frecuentes, en un ecosistema, no obstante, dominado por los medios estatales y una situación muy precaria de la prensa independiente.